MYSTICIS UMBRACULIS
(prosa de locos)
Ella dormía: su dedo tembloroso, sin amatista
Y desnudo, bajo su camisa, después de un suspiro triste
Se detuvo, levantó hasta el ombligo la batista.
Y su vientre pareció nieve donde estuviese,
Mientras tanto un rayo a dorar el bosque,
tumbado el nido musgozo de un alegre jilguero.
Stéphane Mallarmé
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