19 sept 2008

CARTA ABIERTA DE JORGE CORSI

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Libertad Jorge Corsi
Carta Abierta Agosto 2008

CARTA ABIERTA – AGOSTO 2008



A la comunidad profesional

A mis ex alumnos/as

A quienes han participado de mis cursos, seminarios y conferencias

A los/las lectores/as de mis libros

Hoy necesito retomar con ustedes el diálogo que se vio brutalmente interrumpido por varias razones:

- Mi actual situación de injusta privación de la libertad ha tornado imposible el contacto directo con ustedes.

- La insólita decisión de sacar de circulación mis libros, que constituye un acto de censura digno de la Inquisición o de las dictaduras del siglo XX, ha impedido seguir comunicándome a través de mi obra publicada.

Es por eso que recurro a este medio para compartir mis reflexiones en este inesperado y terrible momento de mi vida.

En primer lugar, decir que cuando yo aún no podía salir del estupor y la sorpresa que me produjo mi detención, cuando todavía no lograba comprender con exactitud de qué se me acusaba, la profusa difusión mediática ya me había juzgado, condenado y sometido a una especie de lapidación pública. Semejante celeridad para excluirme rápidamente de todos mis espacios de pertenencia académica y profesional no puede sino llamar poderosamente la atención a quienes se interroguen sobre el sentido profundo de los acontecimientos, y no se conformen con la serie de inexactitudes y de verdaderos disparates que se dijeron sobre mi persona.

Desde una perspectiva subjetiva, lo que experimenté fue un verdadero bombardeo a mi identidad, al leer y escuchar que se usaban para definirme calificativos que nada tuvieron, tienen o tendrán que ver con mi persona.

Quienes me conocen en forma cercana lo supieron siempre y no tuve que explicarles nada, pero pienso en la enorme cantidad de gente que no me conoce o me conoce sólo en forma indirecta, y a la que el ensañamiento mediático logró sembrarle la duda.

A esa gente necesito decirle que siempre fui, y lo sigo siendo, profundamente coherente con lo que enseño en mis clases y escribo en mis publicaciones. He luchado durante los últimos 25 años contra toda forma de violencia, maltrato y abuso, desde el paradigma de los Derechos Humanos y con una perspectiva de género. Mis acciones privadas nunca entraron en contradicción con esos principios.

Los hechos de los que se me acusa son contrarios a mi propia esencia y a los estilos de relación que he construido a lo largo de mi vida. Para ser todavía más claro: nunca he abusado de nadie, ni menor ni mayor. Sin embargo, la trampa en la que me encuentro, basada en un accionar de la Justicia que parte de la idea de culpabilidad hasta que se demuestre lo contrario, hace que tenga que soportar un largo e interminable tiempo de castigo, hasta poder probar mi inocencia. Los plazos procesales se vuelven insoportablemente extensos para quien se sabe inocente de los cargos que se le imputan. Además, está el dolor de comprobar cómo una falsa acusación tiene el poder de convertir en cenizas la producción académica e intelectual de casi tres décadas.

Es por eso que pienso que es necesario realizar una lectura política de lo que me está sucediendo (obviamente, no me refiero a políticamente partidaria). Para ello, la herramienta adecuada es el análisis de los efectos, de las consecuencias, que estos hechos han producido.

1) La más evidente de las consecuencias es la destrucción de mi prestigio académico y profesional. La pregunta a responder sería: ¿a qué sectores podría molestar mi proyección académica, tanto a nivel nacional como internacional?

2) El segundo efecto es el ya citado en relación a la eliminación de mis libros del mercado. La pregunta a responder sería: ¿a qué sectores podría incomodar la difusión de mis ideas y conceptualizaciones?

3) El tercer efecto es mi exclusión de los cargos académicos que ocupaba y de otras responsabilidades que estaba por asumir. La pregunta a responder sería: ¿a qué sectores les interesa ocupar los espacios de los que fui desalojado?

4) El cuarto efecto es la inducción a la autocensura a todas aquellas personas, que desde distintos campos profesionales, adoptan mi modelo teórico-práctico multidimensional y con perspectiva de género. La pregunta sería: ¿qué sectores intentan eliminar esta perspectiva integrativa para hacer prevalecer otros modelos?

Podría analizar otros efectos secundarios, pero creo que una reflexión guiada por las cuatro preguntas antes enunciadas, probablemente contribuirá a una mejor comprensión de la dimensión política que tiene la situación por la que estoy atravesando.

Soy conciente de que el daño que he sufrido es irreversible, ya que una absolución judicial no alcanzará para revertir la condena mediática, que ya ha quedado instalada en el imaginario colectivo. En los últimos días ha vuelto a mi memoria una frase que hizo célebre un escritor, educador y ex presidente argentino en el siglo XIX: “¡Bárbaros! ¿Las ideas no se matan!”

Yo sigo vivo, mis convicciones permanecen intactas y desde cualquier lugar seguiré trabajando en la misma dirección en que lo he venido haciendo. Estoy seguro que muchos/as de ustedes querrán seguir acompañándome.

Con todo mi afecto

Jorge Corsi

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