31 mar 2008

ANILLOS DE LA MARGINALIDAD

ANILLOS DE LA MARGINALIDADD
ALFREDO MOFFATT

Vamos a trabajar con un esquema de tres círculos concéntricos que nos marcarán tres niveles sociales. Este esquema está disponible al principio del capítulo 3.

La marginalidad es un fenómeno social que siempre existió en la historia; este es una característica negativa de las sociedades, porque esto trae sufrimiento. En la Edad Media los marginados institucionalizados eran los siervos, que estaban definidos y controlados por la nobleza, que era el poder central. Siempre hay un grupo que impone las categorías de exclusión. En Grecia, en la luminosa Atenas, los filósofos podían pensar en vez de trabajar, o trabajar abstractamente, porque los esclavos eran los que elaboraban el alimento.
En todo sistema se forman anillos: hay un poder central que tiene la posibilidad de apoderarse de él por la fuerza de las armas, y estaría en un círculo central, pero por analogía con los otros, lo llamaremos primer anillo; y como siempre que un grupo humano toma el poder, en cualquier época, decide que los que no son iguales a ellos, deben ser discriminados. Estos forman un segundo anillo, el de los discriminados, pero, con su complicidad, institucionalizan y legitiman, desde una ideología este sistema, y especialmente la existencia de un tercer anillo, que es el de los marginados o esclavizados, o en casos graves, exterminados. Pero, en general, el poder se consigue, no por el amor, a menos que digamos que Jesús triunfó por el amor, pero si Jesús llega a aparecer otra vez por el Vaticano, no lo dejan entrar por mendigo; en realidad, pienso que lo mandarían al hospicio por loco. Así que no sé si triunfó o no
El poder, que está en el primer anillo, genera lo que se llama la norma. Es decir, sólo los que son iguales a nosotros, los que cumplen con lo que nosotros decimos, que además está adecuado a nuestra conveniencia, son normales. Por ejemplo, en la Alemania nazi, el que pensaba que los judíos debían ser eliminados, que ellos eran la raza superior, era la gente normal.
Entonces, el primer anillo es el de la norma, el de la gente normal. En general, se constituye como una burocracia estabilizada, y tiene el centro muerto, porque allí es todo tan normal que no ocurre nada. Una persona absolutamente normal es una persona que podemos decir que no existe, porque coincide totalmente con la norma, y para que alguien exista tiene que tener una singularidad que lo discrimine.
El poder margina y dice: “Nosotros somos normales”. Todo lo que hacemos nosotros es normal. Somos blancos, lo negro ya no es normal. Somos heterosexuales, blancos, occidentales y cristianos. Entonces todo lo que no sea así, no es normal. Rechazamos el concubinato, creemos en el capitalismo, en todas las entidades santas del sistema de explotación…, entonces somos normales.
Un empleado público de una estructura muy burocrática, es exactamente igual que otro empleado público, y entonces hay una identidad momificada. El centro de todos los poderes está muerto porque la variedad es excluida. Este primer anillo tiene una primera frontera permeable, que limita con un grupo al que no expulsa totalmente, sino con el cual necesita interactuar. En este segundo están los trasgresores, que son discriminados, pero aceptados, como los artistas vanguardistas, los neuróticos, o alguno que tenga una primera modificación de lo normal aceptable para el sistema.
Después, vamos a ver que hay un tercer anillo, que es el de los excluidos, los marginados totalmente, y el límite entre este y el segundo, es casi impermeable. Cuando se pasa al anillo de la exclusión es muy difícil volver, pues la persona es estigmatizada. Los que han pasado ese límite, del segundo al tercero, se consideran los excluidos del sistema, a los que en USA se llaman “los outsiders” , es decir, los que quedan del lado de afuera, que no existen. Vamos a ver que acá estos son los mendigos, los presos, los travestis, los locos, las prostitutas, los chicos de la calle, los cartoneros, los villeros, los que son marginados a tal punto que quedan fuera del sistema, no pueden dar un domicilio, no tienen obra social, no tienen trabajo y este es un sector que este modelo económico va creciendo con la brutal desocupación.
Del segundo anillo se puede salir y entrar. Por ejemplo, un homosexual, en la actualidad (2005), ni siquiera es discriminado, pero si llega a ser travesti, que ya incluye una transformación corporal, (se pone siliconas, se viste de mujer, etc.), queda excluido y pasa por una categorización en donde queda fuera del sistema, en el anillo de exclusión. Si bien es cierto que esto, actualmente, se está revirtiendo, y algunos travestis han llegado a la TV, esto sucede porque el sistema utiliza su condición de ambigüedad para estimular el costado morboso del público y con ello se gana audiencia en los medios de comunicación.
Cuando la persona queda fuera del sistema deja de tener características humanas y empieza a ser percibido como objeto. Por ejemplo, un chico normal de su casa está en el primer anillo; un chico que anda mucho por la calle que puede estar casi abandonado pero con referencia nocturna, que tiene familia con quien dormir, está en el segundo anillo. Pero, de pronto, si queda sin ninguna protección de adultos ni de hábitat, queda en el tercer anillo y se llama chico de la calle. Al ser chico de la calle queda fuera del sistema, no tiene escolaridad, y es como si no existiera.
En el primer anillo puede haber una persona llamada honesta, un empresario que roba desde el sistema, por medio de las reglas del capitalismo salvaje, o por negocios especulativos, pero es honesto para el sistema, porque el sistema y las normas los hacen los poderosos. Una persona considerada deshonesta, trasgresora, como un estafador de guante blanco, una prostituta lujosa, un “gato”, permanecen en el sistema, y estaría en el segundo anillo. Pero, a veces, por el mismo delito, si es pobre, termina preso, queda estigmatizado, y, por lo tanto, queda fuera del sistema y pierde sus derechos civiles, con lo cual estaría en el tercero. Vemos que este tercer anillo es de una sola dirección, y de él se vuelve muy difícilmente, y su población está constituida por los marginados extremos.
A veces, los marginados, cuando se asumen como tales, se convierten en marginales; como, por ejemplo, cuando alguien dice con orgullo “yo soy ladrón” y convierte el estigma en prestigio; esto hace que pase de marginado a marginal. Esto se ve muy claro en los negros americanos, cuando inventaron una frase que dio vuelta la estigmatización: “Black is beautiful” ( Negro es hermoso) . En ese momento, asumieron su negritud como valor, y empezaron a llamar “pálidos” a los blancos.
Los del tercer anillo, van a presentar ciertas características comunes, es decir, que un mendigo, un chico de la calle, un travesti, un preso, un indio, un psicótico de hospicio, un judío en la Alemania nazi, un palestino en Israel, un villero, se van a parecer en el sentido de que viven en una continua cercanía con la muerte, y, a veces, presentan adicciones, como alcoholismo, inhalación de pegamento, o conductas violentas que, generalmente, necesita para poder sobrevivir.
Aunque también circula la droga en el poder, pero cuando la droga se liga al poder inmediatamente se hace inimputable, ya que en este primer anillo hay ciertos delitos que quedan impunes; recordemos que los jueces que los juzgan pertenecen al mismo anillo del poder.
Los comandantes del proceso militar, por ejemplo, pudieron matar 30 mil personas y no están en el tercero, y, en cambio, un pobre villero mata a otro y va a parar al presidio por 20 años. En las instituciones para marginados, (el presidio, los hospicios, los reformatorios, por ejemplo), se entra en un proceso casi irreversible, porque están en una estructura que en sí misma es maligna, porque hasta los que lo cuidan participan de la degradación, de manera que tiene que adaptarse a un sistema patológico.
Si alguien del primer o segundo anillo tiene problemas psicológicos se lo define como neurótico, o víctima de surmenage, aunque sufra una crisis grave, a lo sumo va a una clínica privada. .Pero, si es pobre, el sistema en la persona del psiquiatra, lo define con un diagnóstico de psicótico, y va a parar al hospicio. Para entrar al anillo de la exclusión, siempre hay una sanción del sistema ( un diagnóstico, una condena, etc.) que lo pone de ese otro lado y lo transforma en objeto cosificable, eliminable.
La edad misma no define el nivel de exclusión porque un anciano con poder no va a parar al geriátrico. (En realidad, el tener poder lo hace inimputable, como loco, ladrón, asesino…) En cambio, si es un anciano de PAMI, que vive en una pensión, es un discriminado del sistema ( segundo anillo ), Si llega a suceder que, por un deterioro físico, o porque es muy pobre no puede pagar el cuartito y lo echan, va a parar a un geriátrico público, y al entrar allí pasa a ser un viejo geriatrizado y queda en una pendiente donde se le quita el trabajo, la sexualidad, la dignidad y es tratado como un chico protestón, se lo tutea, si se orina se lo reta, se lo degrada como persona. Y de pronto, si se muere, sólo alguien comenta con indiferencia "se murió uno de los viejitos".
Si muere atropellado un travesti en la Panamericana, suena como algo cotidiano. En cambio, si es uno del primer anillo quien muere, adquiere una gran resonancia, porque afecta al sistema, mientras que los condenados al tercer anillo, en cambio, pueden ser muertos impunemente.
Un anciano geriatrizado y abandonado es casi imposible que salga de esa situación, pero, en otros casos, esto se puede revertir. No pueden salir por sí mismos, pero hay modos de ayudarlos para que se reintegren. Nosotros, en la Peña C. Gardel, en el caso de un “acusado de psicótico”, como nosotros decíamos, podíamos revertir esto a través de la comunidad terapéutica que organizamos en el fondo del hospicio, porque ellos solos estaban en condiciones de indefensión, y no podían protestar, pero, con una rehabilitación adecuada, recuperaban su dignidad de ser humano. Un psicótico aunque se sienta mejor, no puede reclamar un cambio de diagnóstico, porque está categorizado, por la psiquiatría oficial, como psicótico, a través del “santo diagnóstico”, y no hay posibilidad de revisar las palabras del infalible doctor, que tiene todo el poder. Siempre hay alguien, desde el sistema, que tiene todo el poder sobre esta persona transformada en objeto. Por ejemplo, si es un preso, son el Juez y el guardia-cárcel, y disponen de su vida y lo colocan en una zona de indefensión. A Jesús pudieron matarlo, porque primero lo definieron como hereje, delincuente, y así pasó al tercer anillo. En la Edad Media los que eran considerados herejes podían ser quemados, porque una vez que alguien es colocado en el tercer anillo, puede ser eliminado sin gran molestia legal.
Una observación clínica, que podemos hacer desde nuestra larga experiencia en marginalidad, es que el recurso que tiene un chico de la calle para sobrevivir es su violencia desde un presente sin sentido ( pegamento por medio ), en cambio, un mendigo se defiende de esa situación de calle instalándose en una depresión, desde un pasado perdido( vino por medio ). Ninguno de los dos tiene un futuro adonde ir.
Si una persona es pobre, y se vuelve cada vez más pobre, puede suceder, en todo este transcurrir, que llegue a perder la casa, la pensión, la familia y quedar en la calle, y así se transforma en mendigo, en linyera, croto, etc. Así aparece el alcohol, un camino hacia la autodestrucción, y tiene cada vez menos probabilidades de volver, porque se le rompe la ropa, le sale la barba, porque es muy difícil pedir trabajo en esas condiciones, y además, no tiene domicilio.
Alumna: Yo, por ejemplo, conocí un mendigo, en la puerta de un hotel de 4 estrellas, que dice que él no vuelve a su casa porque allí perdió la libertad. Debe tener 36 años más o menos, y tenía 20 años cuando se dedicó a mendigar. El habla de que en la casa perdió la libertad, pero vos hablás de autodestrucción.
Alfredo: Yo te hablo de mi experiencia por trabajar con 200 mendigos, durante dos años como director del asilo de mendigos de la Municipalidad. Cada tanto, aparece alguien muy raro, un linyera de campo, como un anarquista traspapelado, que te habla de cierta libertad, pero, si, al mismo tiempo, está en condiciones de mendicidad, me parecería más bien que es un desesperado, para el que, posiblemente, estar en su casa fuera peor que estar en la calle, porque es peor que lo terminen de enloquecer a morir de frío. La calle es muy dura, especialmente por el frío. ¿Saben que, para un croto, no es el hambre el peor problema? El frío es el mayor problema, en una ciudad despiadada, perseguidos por la policía. Si llega a llover en la calle es muy difícil la sobrevivencia, porque, al dormirse, baja el metabolismo del cuerpo y se enfría. Los mendigos generalmente se mueren porque se duermen alcoholizados y, al bajar la temperatura, hacen una hipotermia y mueren por el frío. Y si no, mueren por cirrosis por el alcohol, que ingieren en forma de bebidas de muy mala calidad, y en casos extremos, como el alcohol metílico (el alcohol de quemar) que es sumamente tóxico. En un momento, di clases de algunas de estas cosas a los mendigos que querían ayudar psicológicamente a sus compañeros, como “psico-mendigos”, y al hablar del psicoanálisis, en un momento, nombramos el diván, y uno me dijo: "-Sr. Director, ¿sabe cuál es el diván de los pobres…? Es el cartón de vino, porque quita el hambre, el frío y la desesperación." Siempre hay condiciones que no permiten el regreso desde el tercer anillo, sobre todo porque ahora el anillo de la exclusión es enorme: no solamente hay mendigos, presos, insanos, prostitutas, chicos de la calle, ancianos geriatrizados, sino que la zona de exclusión ha sido brutalmente ampliado por los desocupados, y hasta por componentes de baja clase media que han caido en la indigencia .
Por ejemplo, si un adolescente fuma un porrito, está haciendo una pequeña trasgresión y está en la zona del segundo anillo; pero si llega a progresar en esa carrera, porque está muy angustiado y con esa adicción él cree que “zafa” de la angustia , y si no es resuelto el problema por la familia, va a necesitar cada vez más. En este momento se dice “que consume” . Pero, si comienza con cocaína, ya está más cerca de una situación de mutación social, y cuando pasa de inhalar a inyectarse, ahí cae en el tercer anillo, porque se transforma en “un drogadicto” , porque adquiere dependencia metabólica, con lo cual, el cambio ya es orgánico, y, además, ahora, lo amenaza el SIDA, por compartir agujas. Y queda fijado en una adicción muy difícil de abandonar, porque la abstinencia ( el withdraw ) produce efectos corporales severos. Como la abstinencia de heroína es inaguantable, en USA les dan a los adictos metadona, y otras drogas, porque se siente un dolor insoportable, de tipo artrítico, con dificultades respiratorias. Por eso, una vez que ingresó, es difícil el retorno, y se dice que es "un viaje de ida”. Ya es un adicto que, si sigue, existe el riesgo de una sobredosis o de que pase algún desastre; entra en una zona de muerte, una zona de exclusión.
En el caso de la Alemania nazi, en el centro estaban los arios, que eran estos muchachos rubios, altos, de ojos azules en general, o sea, los alemanes, que se definían como la raza superior, y habían establecido anillos bastante claros. Los judíos tenían cierto poder básicamente económico, en Alemania, pero, antes del ascenso de Hitler, comenzaron a ser discriminados, pasando al segundo anillo, donde ya estaban los eslavos, los polacos y los discapacitados. Después del ascenso de Hiltler, los judíos fueron rebajados al primer nivel de discriminación, pero todavía circulaban, tenían sus casas. Después de las Leyes de Nüremberg, que definieron la pureza de la raza aria, fueron considerados como impuros, biológicamente inferiores; así, esta calificación define una situación en que se pasa a ser cosa, a perder su calidad de humanos, y, por lo tanto, gracias a esas leyes quedó legalmente sancionada la exclusión y eso legitimó el genocidio.
Hoy, en Israel, el judío está en el primer anillo y el palestino está discriminado; se han dado vuelta las cosas.
Acá, en Argentina, durante la dictadura militar, los jóvenes estaban ubicados de esta manera: en el primer anillo, los grupos conservadores; en el segundo anillo, los aceptables radicales, socialistas democráticos, los peronistas de derecha, la izquierda prolija. Pero si alguien se iba esclareciendo, como se decía en aquella época, se hacía Montonero, quedaba al borde de la exclusión; y si entraba a una organización guerrillera, pasaba al tercer anillo. En este caso, también hubo una sanción legal que permitió el exterminio fue la legalización por el decreto de Isabel Perón, que hablaba de la aniquilación de la subversión, que fue interpretado por los militares como la aniquilación de los subversivos. Esto legitimó los centros de tortura de la dictadura, y la obediencia debida justificó a los torturadores.
Todo sistema de poder necesita asesinar, degradar, siempre con la conciencia limpia,y para eso sirven, el decreto de Isabel, las leyes de Nüremberg, los diagnósticos de esquizofrenia, las condenas penales, a través de los cuales los políticos, psiquiatras, jueces del sistema, limpian las conciencias legitimando la degradación y el exterminio de los condenados a este tercer anillo de la exclusión social.
Vamos a analizar ahora otro aspecto del anillo de exclusión, que es la marginación de artistas y científicos innovadores. El sistema académico, en las artes, y en las ciencias, no admite cambios, es expulsivo de lo nuevo. Los artistas académicos, que están en el primer anillo, como un pintor de la época de la Academia de Bellas Artes de París ( el primer anillo del arte de aquel entonces), dibujaban todo perfecto, esos aguafuertes, esos grabados, siguiendo el canon de la figura humana, y los paisajes con perspectiva. Y, de pronto, viene alguien que comienza a trasgredir, como Van Gogh o Picasso. En general, los pintores tienen una época de dibujo convencional, pero algunos llegan a un momento en que se hacen rupturistas, es decir, rompen todas las reglas. Por ejemplo, de pronto, Van Gogh empieza a dibujar cada vez más trágicamente, manejando una pincelada cada vez más gruesa, con esas espirales desesperadas, y los temas son más concretos y denunciantes, como, por ejemplo, la pintura de un par de zapatos de obrero, y en el que se ve su tragedia, porque él comienza a denunciar públicamente la atrocidad de la pobreza a través de esos zapatos rotosos y deformados. Eso era una cosa loca, ¿quién iba a comprar un cuadro de esos? …Empieza a meterse cada vez más en un mundo del que no tiene retorno y, en un momento dado, el pobre Van Gogh termina cortándose una oreja, y, finalmente, va a parar con sus huesos al hospicio, y realmente allí rozá la esquizofrenia. El cortarse la oreja es típico de las mutilaciones esquizofrénicas, porque, como no perciben la integración de esa parte del cuerpo, les duele, pero la sienten como si fuera ajena; a veces se mutilan el pene. En el Borda, conocí a un paciente que se amputó el pene .
Por ejemplo, Kafka murió tuberculoso, desconocido totalmente, porque trasgredió todas las reglas vigentes en aquel mundo literario, inaugurando la literatura moderna. Inauguró el espanto de la modernidad con esos relatos pesadillezcos como en El Proceso, o La Metamorfosis.
En la cultura punk, los tatuajes, están dentro de un lenguaje que permite integrarse dentro de la marginalidad, porque allí el más tatuado y el más cortado es el que más prestigio tiene. Muchas veces, los chicos, los presos, se cortan las muñecas para evitar una agresión de los guardias, ya que estos tienen que llevarlos necesariamente a la enfermería. Y con eso se salvan de algún castigo atroz; por eso son los cortes. Pero estos cortes, después, se transforman en galones, en la cultura marginal.
En general, el trasgresor, el artista, el innovador, que toca lo social, toca algo esencial, o denuncia lo que esa sociedad oculta, es excluido. Jesús, era pobre, pero por lo menos tenía algo: el padre era carpintero, la pasaba bien, sabía el oficio. Y, de pronto, comenzó a hablar de los pobres y del amor en un lugar donde no correspondía, porque regía la ley del Talión :"ojo por ojo", y él decía que había que poner la otra mejilla. Estaba trasgrediendo algo que eran las normas de conducta de la época, y por eso lo mandaron al tercer anillo, es decir, tuvo una sanción, porque se metió con la Iglesia ( los Sumos Sacerdotes de la época ) . Pobre Jesús, lo crucificaron; la pasó malísimamente, tanto sufrimiento ¿valió la pena…? ¿O hemos vuelto al “ojo por ojo”?
En el 17 de octubre, la gente del tercer círculo, los cabecitas negras, llamado el aluvión zoológico por los de la oligarquía, entraron hasta el lugar del poder, la Plaza de Mayo, la ocuparon, hicieron su aparición pública y dieron vuelta la historia por cuarenta años. Era una población que estaba negada por el sistema del poder conservador. Incluso para los partidos socialistas europeos, que hablaban del “obrero conciente” (por supuesto, blanco de origen europeo), en los órganos de prensa de esta izquierda europeizada, ese día imprimieron grandes titulares que hablaban de: "Hordas analfabetas asaltaron la ciudad". Estos hijos de puta, primero, no les enseñaba a leer a ese pueblo oprimido, y después los llamaban analfabetos. Esas llamadas "hordas analfabetas” eran personas que por primera vez veían Buenos Aires, a la que ese día iban a conquistar.
Y ahora podemos ver el otro aspecto del tercer anillo. Debido a que en esta zona hay mucha exposición a situaciones límites, y a veces se roza la muerte, también hay mucha riqueza existencial, porque cuando el humano está alimentado y no corre peligros, se achancha, se aburguesa. En cambio, en este anillo hay situaciones muy límites y eso permite una intensa conexión con la vida, el peligro, el amor, el odio, la violencia, la pérdida. Entonces, el arte de los pueblos nace ahí, como el tango que nació en los piringundines, y las letras eran pornográficas, y era rechazado por la gente “bien”. Al tango “El choclo”, Villoldo le cambió la letra pero no se animó a cambiarle el título. Si ustedes analizan la letra de “El choclo”, verán no tiene nada que ver con ese vegetal; esto era porque conservó el título del tiempo del prostíbulo. Otro que me llegó tenía como título “Colgate del aeroplano” ( dejamos al lector imaginar la letra.)
Lo bailaban entre hombres antes de entrar al prostíbulo, porque había pocas mujeres ya que la inmigración era eminentemente masculina. El tango es extracto del dolor popular: de tristeza, de desocupación, de robo, de abandono. Porque no es sólo la mina, es todo lo que perdió. El conventillo es un lugar de mucha pérdida, de madres que mueren por tuberculosis, de miseria, de abandono. Todo eso amasó un folklore hermosísimo, lleno de poesía, que elaboró estéticamente toda esa tristeza.
Al hombre del tango le afanaron el laburo, cuando le afanaron el laburo, perdió la mina, porque se la afanaron y entonces el tipo agarró una guitarra y escribió una canción, y, finalmente, esa oligarquía que lo explota, le roba la canción. Es una cadena de robos. Y al final, él toma la tristeza, hace miel de esa tristeza y se la comen los “chicos bien”.
En USA, la enorme tristeza de los negros esclavizados dio lugar a un folklore muy rico, que culminó con el jazz, y que después produjo el rock y también las otras formas, como el rap. Los folklores nacen siempre en el tercer anillo, pero, cuando se consagran, llegan al primero, que es un espacio estéril para la creación, pues los poderosos están ocupados en conservar el poder. También en el tercer anillo están los revolucionarios, los innovadores, los poetas.
El boxeador Gatica salió del tercer anillo, pero después volvió, porque hizo todo el periplo. Sale de villa, llega al poder y después vuelve a la villa. Y muere trágicamente, al pisarlo un colectivo, estando borracho.
El tema es: ¿qué diferencia hay entre marginales y marginados? Inicialmente, los marginales fueron marginados. Marginados significa que fueron puestos no por voluntad propia, sino empujados afuera. A veces lo que se produce, por ejemplo en la delincuencia, es que generan un sistema opuesto de valores, donde alguien que está marginado dice: “¡Ah! ¿Me marginaron? Ahora yo hago otra escala de valores desde mi mundo y me asumo como marginal ”. Genera otra escala de valores. Entre los delincuentes, el más delincuente es el más respetado, el jefe o el poronga ( su liderazgo está directamente asociado al tamaño de su virilidad) , el que va de caño ( el que asalta con revólver), el asaltante de banco, son los más respetados...y son los más chorros. Cuando el marginado se transforma en marginal, asume esa situación diciendo: “yo defino otro centro”.
Los Negros Americanos hicieron ese pasaje; yo estaba allá en USA, en el tiempo de los Black Panters, con Luther King. Por años, los americanos los llamaron sucios a los negros. Hasta que ellos empezaron a decir la frase clave para toda la liberación negra : “Black is beautiful” (Negro es hermoso),invirtiendo la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel. Resulta que ser negro era hermoso, porque recobraron otro centro de valor que era Africa. Rescataron el orgullo de ser africano, un hermoso cuerpo, facilidad para la música, lo cual lo hacía muy superior al blanco en algunos aspectos. Una cosa curiosa recuerdo: las mujeres negras, antes de esto, se planchaban y estiraban las motas, pero cuando adoptaron “Black is beatiful” empezaron a dejarse las en un gran peinado que adornaba la cabeza, el “african haircut”. Y las rubias, como eso quedaba muy lindo, se lo hacían también motas artificialmente en el pelo. A los blancos empezaron a llamarlos "pálidos". Respecto de esto, tengo una anécdota de Rodolfo Livingston, el arquitecto. Cuando él estuvo en Cuba, inmediatamente después de la Revolución, estaba empujando un camión, porque siempre en Cuba se hunden los caminos; eran todos negros, muy morochos, y vino el grandote que dirigía y dijo: “Ahora, que tiren todos para sacar el camión, y el blanquito también” . Con esto él se dio cuenta de que le faltaba algo: no tenía color. Había una escala de valores distinta. El blanquito era el “pálido”.
Las maestras ¿cuándo se esclarecieron políticamente?...Fue cuando se empobrecieron. Antes, cuando yo era chico, las maestras defendían el sistema, consagrando los valores de ese sistema. Pero cuando su sueldo cayó bajo los límites de pobreza, después de la Marcha Blanca, no sé si se acuerdan, hace muchos años, aparecieron como un factor de protesta y cuestionamiento del sistema que antes veneraban, y eso fue cuando adquirieron condiciones de marginación. La marginación esclarece.
Esta es una clase que contiene un análisis ideológico, que nos permite cuestionar el sistema de normas del poder . Si no lo hacemos, corremos el riesgo de operar con los valores del poder en una población marginada por ese poder y el peligro está en que nosotros, los operadores, somos de clase media (la pequeña burguesía, en la antigua nomenclatura marxista). El sujeto de nuestra operación es un chico de clase popular, y, por eso, pertenecemos a dos concepciones distintas del mundo. Tendríamos que conocer primero la cosmovisión popular para poder respetar su cultura, porque, si no, lo estaríamos sometiendo. Estaríamos inculcando valores que no le son propios. Y es muy probable que desde estos valores y normas del sistema del poder, ellos sean desvalorizados y descalificados.
La Pachamama como imagen religiosa es mucho más rica que las otras imágenes (por ejemplo, la Virgen Maria) porque es la Madre Tierra. Es más fácil la muerte con la Pachamama que te recibe. Es mucho más sabia la cultura criolla, y, sin embargo, les imponemos, al pueblo, valores que son de sometimiento. Por eso, a veces, no nos aceptan. Yo, trabajando en el Hospicio tuve que acriollarme, porque si no, no podía operar, iba a hacerlo colonizadoramente, sometedoramente. Paulo Freire, por ejemplo, inventó eso de: “aprendé a escribir tu palabra”. Si alguien aprende a decir su palabra, quiere aprender a escribir, porque lo que el llamaba la palabra generadora era una necesidad profunda de su pueblo. En Brasil era tierra, paz, justicia, pero esa misma persona no va a querer escribir poder, sometimiento, obediencia.
En realidad, lo más podrido, los delincuentes más peligrosos están en el primer anillo, más en este momento de crisis. Raúl Zaffaroni me decía el otro día: “Yo calculé lo que robaron todos los que están presos en el país: la cantidad de plata es muy inferior a lo que roban en un día los empresarios con las trampas especulativas. Son los que roban legalmente.
La cultura de la marginalidad tiene sorpresas. Cuando fui Director del Asilo de Mendigos de la Municipalidad, podía apreciar ciertas sorpresas semánticas: algunos mendigos harapientos resultaban educadísimos, hablando un castellano medio castizo, que no sé de dónde lo sacaban, tal vez porque en el interior rural se mantiene un castellano antiguo, medio campero. Hablaban en tercera persona. “No sé si el señor me va a permitir que me aloje en el Hogar. ” , me decían medio en pedo. Y yo contestaba “El señor seguro se lo va a permitir”, donde yo me ponía castizo también.
Tienen una dignidad terrible. ¿Por qué tiene dignidad el pobre? Porque es lo único que tiene. Lo único que no te pueden quitar es la dignidad. En cambio, un empresario ¿por qué no tiene dignidad? Porque pone su valor en la mierda que junta, que no lo va a defender en la crisis existencial. En una angustia de vacío, el empresario agarra un billete de 100 dólares, de los miles que tiene, lo mira y le dice: “Benjamin, mirame… haceme existir…, yo di mi vida por vos, y Benjamín Franklin, el gordito medio ambiguo, lo mira de costado como cargándolo. En ese momento, el empresario, se da cuenta de que por juntar los verdes, no juntó miradas amorosas (cualquiera puede comprobar, con un billete de cien dólares, la mirada del gordito imperialista)
En la marginalidad, hay amistades de la puta madre... Yo tenía un croto que daba clase en mi Escuela porque había sido profesor de filosofía y literatura en Uruguay, y daba unas clases increíbles, era especialista en Shakespeare; tenía un lenguaje exquisito, pero él decía que , cuando afanaba “de caño”, como tenía el aspecto de un profesor, rotoso pero profesor, venía la cana, y a él lo saludan, no lo podían rostrear, porque buscaban al morocho. El tema es buscar al morocho, no al culpable. El morocho cae por portación de rostro.
El tercer anillo, a pesar de que es un lugar empobrecido, es la parte más viva, la que tiene más variedad. Las sociedades, como las personas crecen como los árboles, por anillos de crecimiento desde afuera hacia adentro, y hay riqueza de contradicción. En cambio, el primer anillo, se anquilosa; hay burocracia y frialdad emocional.
Los pibes están desarrollando una cultura nueva, tengo mucha esperanza en los chicos. Son desprolijos, rompen vidrios, hacen lío, pero hay una nueva moral de no botoneo, por ejemplo, que quiere decir lealtad. También son tolerantes: “Si te cabe, hacé la tuya”. No hay hipocresía: “Te la chanto de frente”. Los que tienen hijos adolescentes esto lo saben: “Ya fuiste, viejo…” Cuando mi hija Malena cumplió quince años, yo levanté el dedo y le quise decir algo de mi época, pero antes de que lo pudiera hacer, Malena me dijo: “Lo de Uds. ya fue”. Yo me sentí afectado. Pero después, me di cuenta de que ella tenía razón. Estaba por aconsejarle sobre algo parecido al ahorro y la virginidad, dos cosas que no se usan más…
Los adultos les dejamos un mundo bastante destruido, pero, pienso, que, absurdamente, esto es bueno para ellos, porque así su generación tiene un trabajo heroico por hacer e inventan un mundo nuevo, que, estoy seguro que será más justo y más creativo. Si el joven no es transgresor, no inaugura una nueva etapa en la cultura. Y nuestros jóvenes están creando una cultura nueva.
Respecto de las mutaciones, Uds. saben que el gusano es asqueroso, o por lo menos tiene mala imagen, y antes de transformarse en mariposa, pasa por la etapa de crisálida, en que es transparente, y hasta puede fotografiarse su interior. El tejido se disuelve, y, en esta etapa de la metamorfosis, es un moco. De pronto, le empiezan a aparecer alas, y sale la mariposa, pero entre el gusano y la mariposa, hay un momento de disolución de los tejidos. Es decir, cuando una cultura se desintegra, deja lugar a otra. Esta sociedad neoliberal, postmoderna, no da más, se pudrió, cualquiera lo sabe; las instituciones se pudrieron. Estamos en la etapa de crisálida, en el pasaje donde se disolvieron los tejidos: la familia está en transformación, la corrupción estructural es total, los jueces son un peligro público, la policía te afana, y si la policía te afana...¿qué hacés? ¿llamás a los ladrones? ¿Te das cuenta…? Es como el papá violador: es enloquecedor, porque papá es el que tiene que defenderte de los otros varones, y si él hace eso es una situación paradojal aterradora. Estamos en el pasaje, y ahora yo lucho con muchos otros, para que, de la crisálida, salga una mariposa y no una cucaracha.

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