31 mar 2008

LOS PSICOLOGOS SOCIALES CON CHICOS DE LA CALLE

TEÓRICO DE 3° AÑO
A PSICOLOGOS SOCIALES CON CHICOS DE LA CALLE A
22/03/01
Docente: Eduardo M. Catalano

-Alfredo: …Es un amigo muy querido de acá, se recibió en el ’96, hace doce años que trabaja con pibes en estado de riesgo, siendo Psicólogo Social y va a explicar cómo es la integración con equipos profesionales, es decir, el tema de defender el rol frente a toda esa gente que cree que a nosotros no nos corresponde el protagonismo social.
-Eduardo: Para empezar, corrijo, no vamos a hacer plata siendo Psicólogos Sociales ni haciendo lo que hacemos, cuesta mucho llevar un billete al bolsillo, eso ténganlo claro, la peleamos de abajo desde el primer momento.
Yo empecé hace doce años a trabajar como voluntario en la zona de Once con un grupo de Salesianos como Operador de Calle (con chicos de la calle en la zona de Once) y laburé once años en la zona de Once como Operador de calle, ya no con los Salesianos, sino con el Consejo Nacional del Menor y la Familia.
Hoy por hoy, soy Operador Socio Familiar del Consejo Nacional del Menor y la Familia, e integro un equipo interdisciplinario de abordaje de la problemática. Más allá, uno ha tenido otras experiencias laborales, como taller de capacitación laboral para menores en situación de riesgo, específicamente en barrios marginales, villas miserias, ciudad Oculta, Lugano, Carrillo, Villa 20, la villa de Retiro, etc.
Hace un año he tenido diferentes participaciones en proyectos, siempre hablando de chicos en hogares. Hace un año estoy trabajando en un hogar con once chicos como vice director y estamos armando una fundación para poder solventar los gastos que implica mantener a once chicos en una casa.
Eso, más o menos, es mi currículum. Tengo 29 años, me dicen el Tano, mi nombre es Eduardo Marcelo Catalano, soy Psicólogo Social, trabajo como psicólogo social, como operador sociofamiliar, operador de calle, educador de calle o el nombre que quieran ponerle, son todos motes. Lo importante es lo que pone uno en el trabajo, no con qué título lo hacen.
Como dijo Alfredo, la intención es poder trasmitirles mi experiencia, todo lo que me costó llegar hasta donde estoy y, aviso, sin un peso en el bolsillo, seamos claros.
-Alfredo: Pero te mantenés, por lo menos…
-Eduardo: Por supuesto, uno siempre pichulea.
El título de esta clase sería: la inclusión como Psicólogo Social dentro de equipos de trabajo en distintas instancias de abordajes o institucionales. Yo trabajo en el Estado hace once años, y es muy difícil trabajar en el Estado por lo que es el Estado hoy, no existe, está totalmente desintegrado y se viene destruyendo desde hace bastantes años.
Aparte de trabajar en el Estado, como no alcanza hoy por hoy con tener un sólo trabajo, uno busca otros recursos, otras alternativas. Entonces se junta con gente y elabora proyectos, que son proyectos donde se pone mucho el lomo, el Bancapibes por ejemplo. Ese es un proyecto donde se pone mucho el lomo, donde se juntó un grupo de gente y dijeron: “ vamos a hacer algo” y todo empieza con ésto, con poner el lomo y pelear un lugar. Los lugares se pelean, se toman, se agarran, no podemos esperar a que nos los den, está el lugar, lo agarro, lo tomo, es mío, me apodero de él, ya sea en el Estado o en una O.N.G, o lo que sea.
En relación al tema del trabajo, voy a empezar con algo que es mi latiguillo en los últimos tiempos: si no hay goce, si no hay placer no se puede hacer nada, entonces todo lo que uno encare a nivel laboral, lo tiene que hacer a través del goce y del placer, sobre todo cuando uno esta encaminado en este tipo de actividades o quiere trabajar con cierto tipo de “población”.
Yo voy a usar palabras que por ahí a ustedes no les gusten: “población”, “casos”… pero se van a tener que ir acostumbrando, es el lenguaje que se usa en distinto ámbitos de trabajo, que utilizan los profesionales del área los Psicólogos, Psiquiatras, Trabajadores Sociales, Sociólogos, Antropólogos, etc, etc.
El placer que le da a uno es la tarea que hace, empecemos por ahí, si no tenemos placer al hacer lo que tenemos pensado y queremos hacer, no sirve, no nos sirve de nada a nosotros. Por lo tanto, cualquier proyecto que uno encare o cualquier proyecto en el que uno se embarque tiene que evaluar la posibilidad de hacerlo propio, hacerlo suyo para poder comprometerse.
Yo no estoy trabajando ni por los pibes, ni por la Argentina, ni por la patria, estoy laburando por mí, porque lo que hago me gusta a mí, me sirve a mí, me hace bien a mí, yo disfruto lo que hago con mi trabajo. Entonces, lo primero es el compromiso con uno, si no hay compromiso con uno no hay compromiso con el otro, no me puedo acercar al otro, entonces, primero eso antes que nada: placer y compromiso con uno mismo.
A partir de ahí uno puede largarse a hacer ciertas cositas, específicamente el trabajo en una institución enorme y cruel como es el Estado, específicamente el Consejo Nacional del Menor y la Familia. Para un psicólogo social es muy duro, no estamos reconocidos oficialmente. Por ejemplo, yo no voy a pasar de operador y el lugar que yo tengo, hoy por hoy, dentro del equipo de trabajo del departamento donde estoy trabajando, es un lugar que se ganó con mucho laburo, por mucho meter el lomo y pelear y discutir todo el tiempo con toda la gente que trabaja ahí y ser reconocido por mis compañeros como un profesional, mas allá que no tenga un título de grado o de postgrado, yo soy un profesional porque hace 12 años que trabajo en la temática, porque tengo una experiencia de puta madre, porque amo lo que hago y aparte porque me puedo sentar de par a par, mirar a los ojos y discutirle a cualquiera.
Esto se hace con mucho trabajo, mucho estudio, capacitación constante, no nos podemos quedar con un poquito, tenemos que leer mucho, curso que vean agarrarlo, tomarlo, hacerlo, estudiarlo, digerirlo, incorporarlo, para ir adquiriendo herramientas para poder imponerse en una discusión sobre alguna problemática o sobre algún caso.
Es un tema muy difícil, tanto los psicólogos como los trabajadores sociales nos miran de reojo, nos miran mal. Mi coordinador, cuando yo presento casos y trabajo con cierta urgencia algún tema, me mira y me dice: “vos no sos profesional”. Con lo cuál un psicólogo graduado de la U.B.A que está hoy por hoy encima mío y encima de todos los operadores, me dice: “Vos no sos profesional” ese es el latiguillo de él cada ves que habla conmigo.
Pero realmente en la tarea, en lo que uno realiza sí es profesional. Delante del asistido, del referido, uno es profesional. Delante de la persona que uno tiene enfrente y con la que está trabajando, está abordando, se está comprometiendo a hacer algún cambio, alguna modificación en ciertos aspectos de la vida de esa persona o de la situación, uno tiene una actitud profesional. Lo profesional es una actitud, es un respeto hacia lo que uno hace, piensa y dice con respecto a la problemática, el problema, el sufrimiento, la angustia de la persona que tenemos enfrente.
Trabajé mucho tiempo con chicos de la calle en forma grupal y es muy difícil trabajar grupalmente en la calle, hoy por hoy estoy haciendo trabajos, digamos, más individuales desde el Consejo Nacional del Menor y la Familia. Te asignan, te dan un legajo y vos tenés que trabajar a través de ese legajo, por lo tanto no hay muchas maneras de salir de ese embrollo.
Uno está en una institución, por ejemplo el Consejo del Menor, hay una política que se baraja dentro de la institución, una política a nivel nacional y esa política baja a través de los operadores o de las personas que trabajan dentro del organismo, por lo tanto uno tiene ciertas limitaciones en el accionar para hacer cosas con respecto a los casos, los chicos, las familias, etc. A través de esas políticas que se manejan en el estado, uno lo que hace es tener cintura, imaginación y tratar de hacer lo mejor posible las cosas, es muy difícil, no hay recursos, te peleas con la gente, el Estado no responde, la calle es un quilombo, el país es un quilombo, la guita no te alcanza, o sea, se complican.
Lo importante es tener en claro lo que uno quiere hacer y yo como Psicólogo Social, como profesional en la temática que estoy trabajando desde hace 12 años, vuelvo a repetir porque no es joda, porque hay que valorar lo que uno hace y las cosas que uno está por hacer, es mucho sacrificio, se van a pelear con mucha gente, los van a cagar a puteadas y uno va a tener que poner el pecho y ganarse los espacios.
Decime…
-Alumno: Me gustaría que cuentes concretamente, cuál es tu laburo específico como operador.
-Eduardo: Lo que hago realmente hoy por hoy.
-Alumno: Sí. Tu experiencia con los chicos.
-Eduardo: Podemos hablar cómo es mi tarea en el hogar como psicólogo social.
Yo estoy abocado a todo lo que sea los aspectos metodológicos de abordaje para las problemáticas que presenta la población que se está atendiendo y asistiendo en el hogar, que son once pibes que tienen entre siete y dieciséis años, que el ciento por ciento ha sufrido maltrato físico y el noventa por ciento ha sufrido abuso sexual. Uno de ellos, por ejemplo, tiene veintidós cicatrices de fierrazos que le dio el papá en la cabeza, que las descubrimos cuando le cortamos el pelo.
Trabajamos con pibes que son muy violentos, totalmente abandonados por sus padres, hechos mierda física y psíquicamente y con una deuda, adquirida a través de terceros, que va a ser muy difícil poder saldarla, estos pibes van a sufrir el resto de su vida. Como profesional y como persona que piensa, yo estoy seguro de que los pibes dentro del hogar no son felices, están ahí porque no tienen otra opción, pero no son felices; la misión que tienen los encargados, los operadores, los colaboradores que estamos en el lugar es hacerles la estadía, la vida lo mejor posible, lo menos traumático posible y tratar de brindarles un tratamiento integral para que no se sigan haciendo mierda, la palabra es esa: se hacen mierda continuamente.
-Alumno: ¿Qué es tratamiento integral?
-Eduardo: Todo lo que tiene que ver con lo convivencial, lo vivencial del día a día. Los pibes van a la escuela, tienen un tratamiento terapéutico con un profesional, con un psicólogo, un psiquiatra en los casos individuales, apoyo escolar, todo lo que tiene un chico con esa problemática, hacen su terapia, algunos tienen psicopedagogos por el tema de la escuela, atención medica y específicamente lo que yo hago es trabajar lo metodológico dentro del hogar, lo metodológico con los encargados que están trabajando con los chicos y con los chicos propiamente dichos.
Lo metodológico con los encargados, es armar un dispositivo en el cual se pueda abordar los conflictos que hay en la convivencia de once personas chiquitinas, en una casa que les es ajena y no pueden incorporar como propia, armar un dispositivo que los pueda, contener entre los adultos que estamos ahí como responsables de estos pibes. Y metodológicamente con los pibes, es armar un dispositivo de reglas, pautas y normas para que se respeten, para que estos pibes puedan tener una estructura que los contenga. Como psicólogo social trabajo mucho con asambleas y grupalmente de acuerdo a las edades de los chicos, en espacios semanales y con los encargados también, en espacios quincenales hacemos supervisión, nos supervisa un ex alumno de esta escuela que es Jorge Debas.
El trabajo especifico con los pibes es convivir con ellos, hacerle la vida un poco más agradable, es poder compartir con ellos un espacio, construir con ellos un espacio en el cuál puedan sentirse cómodos, estar bien, poder decir lo que les pasa y empezar a trabajar todo lo que es su historia: tienen una mamá, un papá que hizo tal y tal cosa con ellos, por lo tanto ellos lo tienen que saber y lo tienen que trabajar y ésto se hace en lo cotidiano, mas allá de la terapia o el tratamiento terapéutico que hagan afuera del hogar, eso se trabaja cotidianamente dentro del hogar.
Para que se entienda, hogar es en verdad, una casa de niños porque “el hogar” es una palabra que nosotros queremos cambiar, es una casa del niño, para poder incorporar esa casa a los chicos, que sea suya, es un trabajo muy difícil.
-Alumno: Perdoname, ¿de qué edades?
-Eduardo: Entre siete y dieciséis años, ahí hay error nuestro, porque el hogar empezó hace cinco años, los chiquitos que entraron tenían doce, trece años, ahora son adolescentes que tienen mi estatura y pesan noventa kilos, cuando se pelean dos adolescentes que tienen mi estatura y pesan noventa kilos es bastante complicado, sobre todo cuando uno desafía al otro agarrando el cuchillo de la cocina. Pero bueno, son cosas que pasan, igual prefiero una pelea de dos grandotes que cuatro chiquitos de entre siete y nueve años descontrolados, a los grandotes con un par de gritos los controlás pero a los chiquitos no, es así.
Específicamente lo que hacemos ahí, por ejemplo, dos actividades concretas que hace un psicólogo social dentro de una institución, una O.N.G., es trabajar grupalmente con los chicos aspectos metodológicos de una población concreta, chiquita, que tiene una problemática en particular en un espacio que los contiene, que nos contiene para un fin que es hacerle la vida más tranquila y más placentera a estos pibes. Ese es el fin, que puedan elaborar ciertos aspectos de su pasado, de su historia, para poder a empezar a elaborar lo que quieren ser, o lo que quieren llegar a ser.
-Alumno: ¿Duermen ahí?
-Eduardo: Duermen ahí, viven ahí, es su casa, esa es la casa de los chicos, cuesta mucho que se apropien de la casa, cuesta mucho que puedan cuidar las cosas, generalmente rompen todo, destruyen todo, el tema de la violencia y la destrucción lo tienen muy incorporado y es muy difícil trabajarlo, tienen muy incorporado lo que es el rancho, entonces es muy difícil tener una casa.
-Alumno: ¿Se escapan?
-Eduardo: No, no tienen dónde ir, el hogar está abierto, yo cierro la puerta a las nueve de la noche (yo hago turno nocturno de guardia) para que no entren ladrones.
-Moffatt: ¡Pobre el ladrón que entre ahí! (risas)
-Eduardo: Te puedo asegurar que ¡pobre tipo el que entra ahí! Y más de una vez, los he agarrado del bracito y le dije: “tomátelas”, me miran y me dicen: “yo de acá no me voy”, “perfecto, yo no quiero que te vayas, entonces vamos a charlar”, entonces ahí hablamos un poquito, pero no se van y uno los hecha y los hecha, los hecho y no me dan pelota, no se quieren ir (risas). Sobre todo a uno, que tiene la manía de dejarse las uñas muy largas como una mina y generalmente las tiene todas negras. Tiene trece años y es el de los veintidós golpes en la cabeza, no tiene problemas neurológicos, tampoco psiquiátricos, fue visto por psiquiatras, neurólogos, pero es un hábito que tiene, cada vez que se saca y se enoja clava uñas a los encargados, pero no a cualquiera sino a dos. Pero bueno, es el costo que tiene uno, pero está bien.
-Alumno: Yo te preguntaba por el tema de la droga.
-Eduardo: No, el tema de la droga, salvo en los chiquititos que tienen entre siete y nueve años que no han probado droga, el tema de la droga, los adolescentes si la han probado han estado en la calle desde muy temprana edad, son chicos que generalmente estuvieron en situación de calle desde los cuatro o cinco años, llegaron al hogar sin escolarización, ni saber leer, ni escribir.
-Alumno: ¿Llegan a través del juzgado?
-Eduardo: A través del juzgado algunos, a través del trabajo de calle que hizo la Asociación Civil en el barrio de Flores otros, y otros a través de mamás que vinieron y me dijeron: “tomá, te los dejo” y se dieron media vuelta y se fueron. Te dejaron a tres y se fueron con seis o con siete, vinieron con diez.
Es un lugar que no tiene convenio con nadie, esa es una decisión que tomamos nosotros por el simple hecho que no queremos estar atados a nada.
-Alumno: Siendo tan agresivos, ¿qué pasa con esa diferencia tan grande de edades que hay?
-Eduardo: Hay una regla clara: los adolescentes, los de entre trece y diecisiete años, tienen totalmente prohibido tocar, golpear o hacer cualquier cosa con los chiquitos porque si no, son expulsados, nunca se expulsó a ningún chico del hogar, no hizo falta, pero es una regla que ellos ya la tienen incorporada, además generalmente cuando hay peleas entre los grandes, los chiquitos desaparecen y cuando hay conflicto entre los chiquitos, que hacen alboroto, los grandes son los que vendrían a ser como los auxiliares del encargado y contienen la situación, están con nosotros, atrás, conteniéndonos a nosotros en verdad.
-Alumno: Y la relación entre los chicos y ustedes ¿cómo es?
-Eduardo: Mirá, hay distintos matices según el perfil del encargado, hay un encargado que trabaja mucho desde lo afectivo, específicamente le cuesta poner límites, los pibes lo referencian “chau papi” cuando se van a dormir, tiene una actitud muy paternalista con los pibes, mejor dicho, maternalista con los pibes, entonces lo adoran y quieren que él sea el director del hogar porque sería un descontrol. A mí me odian porque yo soy la mano dura, el límite, me siento cómodo en ese rol y lo hago perfecto, sobre todo con los adolescentes, me odian (risas). El problema es que hay una mujer encargada, ella tiene un rol paternal también, se le critica mucho a la encargada que no cumpla este rol, desde el lugar del pibe, no con estas palabras pero sí con esta demanda: “Vos que tendrías que hacerme la leche, taparme a la noche… me vivís cagando a pedos ¿cuál es?” Están totalmente con la demanda hacia la encargada de que tenga una actitud más “buenaza”, la odian más que a mí, perdí el primer lugar.
-Alumno: Supongo que un chico de la calle, como ha sido tan carente de cariño, de caricias, debe ser bravo.
-Eduardo: ¿Cómo te lo explico? Los chicos son una gran bola de carne demandando cariño y ofreciendo cariño constantemente. Los adolescentes tienen otra relación con nosotros, pero los chiquititos de siete, ocho y nueve años son unas bolitas de carne que te corren para todos lados demandando que les hagas una caricia, las veinticuatro horas del día, más de una vez nos hemos quedado en vela. El tema del afecto, el beso, la caricia, ésto existe, más allá de los límites que uno pueda poner, porque es necesario. Esto es lo que yo llamo tratamiento integral, si yo me pongo solamente a gritar y dar órdenes no les sirve un carajo a los pibes, yo puedo gritarles y tratar de dar órdenes, cuando digo órdenes es “loco, hagan la cama”, se los digo quince veces por día antes que se vayan a la escuela, tienen que incorporar que tienen que levantarse y hacerse la cama.
Yo no me hago la cama cuando me levanto, por ejemplo, en mi vida lo hice, pero eso se los tengo que incorporar porque a ellos los va a ordenar, si no, incorporan el rancho, los pibes no usan sábanas, tienen dos juegos de sábanas cada uno y duermen sobre el colchón pelado, es imposible que se hagan la cama con las sábanas. Duermen con ropa, buzos, joggins, etc., por el tema del abuso, no duermen desnudos. Hay un tema que se trabaja todo el tiempo, que es el toqueteo, el manoseo, la apoyada que hay entre los chicos, no entre los más grandes, sino entre los chiquitos. Tienen una sexualidad muy acrecentada, muy precoz y está instalada las 24hs. del día, se tocan la cola, se tocan el pito, se muestran, se apoyan entre hermanos… es decir, hay que trabajar fuerte en ese tema dentro del hogar y en sus tratamientos terapéuticos, psicólogos, psiquiatras o lo que sea, según lo que necesiten.
Hay trabajadores sociales, psicólogos, estudiantes de carreras de grado, y la inclusión del psicólogo social es la coordinación, la supervisión y el trabajo grupal específicamente. Es un ámbito dónde uno puede desarrollarse y hacer cosas, yo empecé a trabajar ahí hace ocho meses y desde hace tres ya soy subdirector, no me pregunten cómo. En pocos meses voy a ser vicepresidente de la Fundación que está armando el ex director del hogar, es decir que a través del trabajo, del compromiso y de hacer cosas, uno puede ir creciendo.
El tema de crecer implica poder cobrar un sueldo y poder darle una mejor vida a los pibes, pongo el sueldo primero por lo siguiente, y doy un ejemplo práctico que lo tengo fresquito en la memoria, ayer cobré los últimos cuarenta pesos de mi sueldo de trescientos del mes de febrero y tengo el alquiler de mi casa impago, ésto es por poner un ejemplo, es importante poder cobrar un sueldo para ir a trabajar con otra actitud. Porque yo trabajo, no voy a hacer caridad, ya la hice durante mucho tiempo cuando tenía dieciocho años, cuando empecé a trabajar de ésto, hoy por hoy quiero cobrar por mi trabajo porque hace doce años que laburo y me merezco cobrar porque laburo. Ustedes se van a formar para salir a la calle a trabajar y tienen que encontrar un lugar, después pelear para entrar y después pelear para sostenerse dentro de ese lugar, circuito o sistema, ya sea en el Estado, en una O.N.G. o lo que fuese.
Al hogar viene mucha gente de iglesias a colaborar o gente que hace cursos en Argentina Word que cuestan quinientos veinte pesos el primero, el segundo cuesta novecientos pesos, el tercero cuesta doscientos cincuenta y hay un cuarto que sale cien pesos. Esta gente viene con mucha buena voluntad. De los setenta que hoy están, que fluctúan, yo habré tomado entrevista a más de ciento cincuenta personas y me deshice de la mitad, no me interesaban.
El objetivo es que los pibes estén bien, la casa es de los pibes, para que vivan, puedan desarrollarse y crecer lo mejor posible; no para que alguien de afuera venga a “lavar” lo que tenga que “lavar”, o curarse lo que tenga que curarse.
-Alumno: Te hago dos preguntas, la primera es ¿cómo resuelven el tema de la independencia de los pibes? y la segunda es ¿cómo es el trabajo del operador de calle?
-Eduardo: La independencia de los pibes la estamos pensando porque el mayor tiene dieciséis y es todo un tema muy complicado. Por eso el tema de armar una fundación, para generar otros espacios para estos pibes, no sólo para estos once en particular, sino para otros que puedan participar de distintos proyectos que tenemos en mente, una casa de pre egreso para que los pibes puedan vivir, empezar a trabajar, tener otra actitud. El tema de la cultura del trabajo hay que laburarlo mucho, cotidianamente, el estudio, etc.
La Fundación, lo que va a hacer, es abrir el terreno para poder abrir una casa para mamás jóvenes adolescentes, una guardería, una asesoría social, un centro de capacitación y un centro de estudios sobre política social dedicadas específicamente a la infancia. Son proyectos que están enfocados especialmente a darles un “después del hogar”.
-Moffatt: ¿No tienen como proyecto entrar en el afano?
-Eduardo: El afano existe dentro del hogar.
-Moffatt: Incluso la policía los hace afanar…
-Eduardo: La Bonaerense, y la Federal, todas. Laburé muchos años en Once y he visto cómo los puesteros le daban el sobrecito de dinero al comisario de la 7º, que yo al comisario de la 7º lo conocía porque iba dos veces por semana a la comisaría a ver pibes. Es más, por ser operadores hemos tenido problemas con la policía, porque a mi hermano se le ocurrió, cuando un policía le estaba pegando patadas en el estómago a un nene de trece años que nosotros conocíamos, hacer la denuncia.
Fue en el andén 10, el policía trabajaba en el andén, estas cosas que tiene mi hermano, que no las entiendo, nos costó seis meses de no poder pisar el Once y nos costó tener custodia policial en nuestra casa.
A un compañero le reventaron la casa, nos amenazaron con 9mm., con 38, nos han llamado durante cuatro o cinco meses a nuestras casas, todas las noches, para amenazarnos, a nuestros hijos, a nuestras esposas, a nuestras madres… “tu hija tiene dos años, va a tal jardín, tiene ojos celestes y se llama tanto, dejate de hinchar las pelotas en Once porque te hacemos boleta a vos y a tu hija” ...
Eso que mi hermano hizo nos llevó a esta situación, es más, el policía que estaba custodiando a mi hermano, esta es una anécdota fantástica, mi hermano sale a comprar al supermercado que queda a dos cuadras, cuando vuelve, lo para alguien de atrás y era el policía que estaba custodiando la casa de él: “¿No me viste que te estuve siguiendo todo el tiempo?” “No, no te vi, no estoy pensando todo el tiempo…” “Loco, cuidate porque te vamos a agarrar en cualquier momento…” y desapareció entre la gente.
Los puesteros, digamos que son intermediarios entre la población de calle y la policía. La policía es la gran mafia que hay en la Argentina, no hay otra mafia, todo lo robado va a parar a los puesteros y los puesteros distribuyen a las diferentes comisarías, lo que nos provocó también un enfrentamiento con los puesteros. Entonces, cada vez que pisábamos Once teníamos cuatro o cinco monos de dos metros alrededor nuestro respirándonos en la nuca, son gajes del oficio, a mí me gustaba, pura adrenalina… me encanta meterme en lugares complicados.
Ya no trabajo más en Once lamentablemente, ahora me asignaron otra tarea y soy operador socio-familiar, o sea que me dan un pibe generalmente entre dieciocho y veintiún años con causa penal por robo y por consumo o venta de drogas y tengo que hacer todo un trabajo familiar para que el pibe pueda “pajearse tranquilo sin que nadie lo moleste” o trasladarlo a alguna comunidad terapéutica, es bastante complicado.
Lo que me doy cuenta trabajando en ésto, es que las grandes culpables son las madres, discúlpenme las mujeres.
-Alumno: Porque los padres no existen.
-Eduardo: Primero que los padres no existen, están absolutamente ausentes, es verdad.
-Alumno: ¿Y qué hacen las madres o qué no hacen?
-Eduardo: Hay situaciones muy particulares que desencadenan ciertas actitudes de los pibes, generalmente son madres también ausentes que se la pasan laburando todo el día porque al no tener el papá, las minas laburan y los pibes se crían solos, son minas que como han sido abandonadas, están solas, etc., etc., han ido cambiando de pareja constantemente, ésto los pibes lo viven como algo muy complicado desde lo emocional.
-Alumno: No es culpa de las madres, es culpa de la sociedad.
-Eduardo: Yo dije ésto como para hacer un chiste, no se me enojen.
-Alumno: ¿Los chicos asisten a escuelas comunes? ¿qué vinculación tienen ustedes con la escuela?
-Eduardo: Tenemos una trabajadora social que se encarga específicamente de trabajar todo lo vinculado a la escuela y a la salud. Va a todas las reuniones que hay, a todos los actos, es la figura que tienen los pibes representada para estar en la escuela, cualquier conflicto, cualquier 25 de Mayo va ella, podemos acompañar nosotros porque tenemos tiempo o porque se dio, pero es la tarea de ella y todo lo que sea la tarea institucional casa-escuela, que es un quilombo porque la escuela está hecha pelota y los chicos que de por sí ya son conflictivos, nosotros le mandamos once que están peor que todos los demás, así que tenemos bastantes problemas con ese tema.
-Moffatt: ¿Qué hacen? ¿Qué quilombo generan?
-Eduardo: Primero el tema de la violencia, pegar a todo el mundo, no le dan pelota a nadie ni a la maestra, ni a la directora, salen corriendo, van al comedor y dan vueltas las sillas, las mesas, tiran la comida, tienen ataques, hacen actuaciones, “tengo ganas de hacerme el loco” y tuvo un ataque de epilepsia porque tuvo ganas de hacerse el loco, dio vueltas todo un aula, la maestra está con tres Valium tratando de calmarse, puteándonos a nosotros que les mandamos los pibes. Es decir, como cualquier pibe pero un poquito más, un poquito potenciado.
La escuela pública hoy por hoy, la población que está atendiendo o que está recibiendo está hecha mierda, clase media mal, hecha mierda. La clase media que antes pagaba escuela privada, ahora va a la escuela pública, todas las cosas que tenían los padres a su alrededor y los sostenían a cierto nivel fueron, ya no las tienen más, por lo tanto están los pibes en la escuela pública, es un choque cultural y eso también es complicado, además las maestras que también están mal… se hace difícil. Es muy complicada la relación institucional entre la escuela y el hogar, están muy desgastadas las maestras, igual tienen una voluntad tremenda, no entienden nada, pero tienen una voluntad tremenda, ponen mucho esfuerzo.
-Alumno: ¿Los chicos llegan por juzgados, cómo se hacen cargo?
-Eduardo: Los que son derivados por juzgado, hay un oficio que indica que tenemos la guarda del chico, los que son traídos por las mamás y los depositan en el hogar, hacemos un compromiso con la madre en el juzgado de turno. Todo legal, todo con trabajadores sociales, bien ordenadito para no tener ningún problema.
La otra vez un papá nos quería hacer juicio a nosotros y al hospital y no sé a quién más porque el nene estuvo diez días internado por una infección que contrajo en su casa en una visita que hizo, empezaron a salirle granos supurosos en todo el cuerpo y un flemón se le infectó mal, una infección en la sangre por el tema del agua que estaban consumiendo en la casa. El padre alcohólico golpeador nos quería hacer juicio a nosotros, o sea los pibes están en el hogar porque el padre es alcohólico y golpeador y nos quería hacer un juicio a nosotros porque cuidamos la salud del pibe, está haciendo un tratamiento médico en una institución de salud, por ejemplo. Tenés esas cositas pero es más de lo cotidiano.
-Alumno: ¿El tema del abordaje en la calle?
-Eduardo: El tema en sí, de laburar en calle a mí me gusta mucho, laburé diez u once años como operador de calle y el abordaje es ir, te presentás, quién sos, de dónde venís y por qué estás. “Soy el Tano, soy del Consejo del Menor y la Familia, departamento Chicos de la Calle y estoy acá para conocerte a vos y ver qué te pasa y si te puedo dar una mano te la doy y si no mala leche”. La presentación puede ser esa, que sepan quién soy y de dónde vengo, porque yo vengo de una institución estatal, distinto es que venga de una parroquia, porque voy, cantamos tres Aves María, les doy sopa y está todo bien. Ahora, yo vengo del Consejo para hacer un trabajo y dar ciertas respuestas a una problemática, ojo que los recursos que me da el Consejo son muy pocos, yo tengo que presentarme tal cual soy. El tema pasa por recrear un vínculo con el pibe, “quién sos, cómo estás, qué hacés, etc.”.
Una vez que entablas un vínculo a través de un espacio de tiempo que puede ser un mes, dos o tres, empezás a indagar sobre la historia de por qué está en situación de calle. Una vez que tenés el panorama de quién es el pibe, por qué está, empezás a elaborar hipótesis de abordaje: desde qué lugar podés pararte frente a él y qué cosas le podés ofrecer para que él pueda correrse del lugar que está ocupando.
El pibe está ocupando un lugar concreto, es un chico de la calle tiene título… (Final de cinta).
…Esta no sirve, se va cambiando y vas viendo, después plantear una estrategia a mediano y largo plazo para que se pueda cumplir, con ciertos objetivos inmediatos, por ejemplo, el D.N.I., mirá qué boludez, darle identidad al pibe; tramitarle el documento por el consejo.
-Moffatt: ¿Son N.N. los pibes?
-Eduardo: Algunos sí, otros no, pero por ahí el D.N.I. lo tendrá la mamá en el Chaco y el pibe tiene nueve años y está acá solo, es el D.N.I. para acceder a otras cosas, al tener los documentos, vos, por ejemplo, podés acercarte a otro tipo de abordaje con el pibe, lo comprometés a hacer ciertas cosas, encontrarte en tal horario, hacer tal actividad y seguís indagando, el tema es indagar para saber por qué está acá.
-Alumno: Pero mientras tanto queda en la calle…
-Eduardo: Sí, sigue viviendo en la calle, lo que implica un riesgo para él.
Lo más groso que está pasando ahora es la pasta base, es lo que está matando a los pibes, la están empezando a fumar a los siete u ocho años, se están haciendo mierda.
La pasta base es, para obtener cocaína tenés que hacer un proceso, si interrumpís el proceso en cierto momento tenés la pasta base, necesitás la pasta base para llegar a la cocaína pura, es mucho más barata la pasta base porque está a mitad del proceso, es muy fácil de distribuir y es mucho más accesible a la población marginal.
Una persona que tiene buenos ingresos económicos no va a fumar pasta base, consume cocaína de mala o buena calidad; la pasta base es para el que está reventado y no tiene un mango. Es el efecto de la cocaína pero potenciado, pierden visión, alucinaciones auditivas, visuales, pérdida de apetito, sobre excitación, están totalmente ajenos, pierden totalmente todo lo que sea criterio de realidad y todo lo que sea encuadre, totalmente desestructurados, lo que provoca como irreversible es que va quemando las neuronas. El uso prolongado de pasta base provoca ceguera, pérdida de todos los dientes y muerte, paro cardiorrespiratorio. A medida que vas consumiendo pasta base vas perdiendo capacidad intelectual, motriz, visual, o sea, te va destruyendo el cerebro, te lo va comiendo, es mortal.
-Moffatt: Lo que produce es una anestesia a lo doloroso.
-Eduardo: Exactamente, está totalmente ajeno a todo. Cuatro grados bajo cero, el invierno pasado, shortcito, descalzo, en cueros pidiendo monedas en el Once, el pibe sudaba, estaba totalmente dado vuelta, trece años tenía, digo tenía porque no sé si está vivo.
Es muy fuerte, ahora los pibes están consumiendo mucho pasta base, la producen mucho los peruanos y la comercializan a cuatro manos.
La cana tiene mucho que ver en ésto.
-Alumno: ¿Hay relación entre los padres y los chicos?
-Eduardo: No hay interacción entre los padres y los chicos, es más, yo trato que no la haya, a veces, porque mandar a un pibe para que pueda estar un fin de semana con la madre, implica que cuando vuelve viene hecho mierda. Les voy a dar un ejemplo, “Me voy a la casa de mi mamá…”. “Andá, todo bien, llevale una bolsa de comida”. El pibe se fue el viernes a la noche, estuvo el sábado y el domingo abriendo puertas de taxis en Once para llevarle plata a la mamá. ¿Yo voy a mandar de nuevo a ese chico a la casa?. Tengo que agarrar a la madre del cogote y decirle “Ché tarada, te estoy dando la comida…” Porque aparte les mandamos un bolsón de comida a las mamás para que ellas coman.
En relación al juzgado tenemos cierta autonomía para evaluar si los chicos pueden estar un fin de semana con la mamá o pasar cierto tiempo. La decisión la tomamos nosotros, la evaluamos en equipo y después lo hacemos.
La última vez que mandamos a dos hermanitos a la casa, de once y nueve años, volvieron con moretones, golpes, raspones e infectados, estuvieron dos días en la casa de la mamá; entonces digamos, están bajo la responsabilidad del equipo del hogar y yo los estoy mandando a que el viejo se mame, los cague a trompadas, me los devuelva mal trechos…
-Alumno: ¿Y ellos qué dicen?
-Eduardo: Quieren volver con la mamá. Ayer tuve una discusión con uno de los pibes que me decía: “Si no me voy a la casa de mi mamá yo me fugo”. “Vas a ir a la casa de tu mamá, pero no te vas a quedar a dormir, vas a ir con Julieta (que es la trabajadora social) te va a acompañar y vas a estar una cantidad de horas con tu mamá y después vas a volver al hogar”. “No, yo me quiero quedar”. “¿Y para qué te querés quedar?” “Para estar con mi mamá”. “¿Y qué pasa cuando estás con tu mamá?”. “Me pega.”
-Alumno: Yo pienso que el nene, cuando dice que quiere con la mamá, es porque siente esa paliza como afecto.
-Eduardo: El lenguaje corporal que traen los chicos al hogar es el de la violencia, lo que hacemos nosotros es incorporar otro tipo de lenguaje y correr el tema de la violencia, del golpe, el contacto físico brusco, etc. a través de la palabra.
-Alumno: Pero prohibirles ir a la casa ¿no puede volverse en contra para la relación entre ustedes y ellos?
-Eduardo: Lo que yo aprendí en estos tiempos es crudo y concreto, lo enfrento con la realidad al pibe: “Loco, vas a ir y tu vieja te va a cagar a trompadas, querés ir, vas a ir, pero vas a ir con alguien que te va a acompañar porque no quiero que tu vieja te pegue. Vos estás acá, en esta casa, porque en la tuya te cagan a trompadas macho, si tus viejos fueran maravillosos y todo fuera bárbaro… Pero no macho, no tenés ni para morfar, dormís con seis tipos en un colchón, te cogieron, te cagan a trompadas. Yo te voy a cuidar, así que vas a ir a lo de tu mamá, vas a pasar un rato con ella y vas a volver acá porque tenés que estudiar, tenés que crecer, no te tienen que pegar, tenés que comer todos los días, tenés que tener tu propio colchón, tus juguetes, tu ropa, etc.” En este caso son once hermanos y con la mamá viven dos, los demás están todos desperdigados en hogares, si querés hacer una reunión familiar tenés que llamar a quince hogares.
-Moffatt: Cuando vos le planteás ésto, ¿de alguna manera el pibe percibe ese razonamiento?
-Eduardo: Hago una aclaración, yo di el ejemplo de este pibe, pero con un pibe chiquito mi intervención es: “¿qué pasa en tu casa?”. “Me pegan”. “¿Y vos querés ir?”. “Sí”. Ahí terminó mi intervención, porque tiene once años. El boludo de dieciséis que viene con un planteo de este estilo, ahí sí lo enfrento con esta realidad. Hay múltiples reacciones, violenta que te rompen medio hogar, hace catarsis, quiebra, y ahí empezás a hacer otro tipo de laburo. Llora dos o tres horas, después de romper muebles, vidrios, etc.
De alguna manera es decirle: “Bajá viejo. Esta es la realidad, y no la digo yo, lo dijiste vos, hace dos años que me lo venís diciendo. ¿Te das cuenta? Esta es tu vieja, no pidas nada, querela como es y aceptala así, no pidas otra cosa porque no vas a obtener respuesta”.
Sirve, porque hemos podido lograr que pibes se enfrenten con la mamá y le digan toda la mierda, ésto que actúan en el hogar rompiendo todo y llorar durante dos horas, después pudo sentarse en un café con la vieja y decírselo: “Me cagaste la vida, me abandonaste, me dejaste tirado seis años en un Instituto, hace tres años que estoy en un hogar y nunca me viniste a ver, dejaste que tu pareja me cagara a trompadas y me cogiera, vos no hiciste nunca un carajo, te deshiciste de todos tus hijos…” Esto le dijo un pibe a su mamá hace tres meses atrás. El costo del pibe fue quince puntos en un brazo por romper un vidrio.
Es complicado y no es una fórmula matemática. Es una mamá que nunca se hizo cargo de ser mamá. Cuando los pibes llegan a la instancia de estar en un hogar es porque… (interrupción). Estos chicos no son giles, estos pibes tienen muchos años de calle, y la mamá fue, antes que ellos, chica de la calle y quedó embarazada a los quince años y esta realidad él la tiene, pero pasa que él tiene la posibilidad de correrse de ese lugar. Para correrte tenés que tomar una decisión y para tomar una decisión tenés que confrontar con la realidad. Y la realidad es que, por más que a tu vieja le haya pasado lo que le pasó, por más que tu vieja haya sufrido lo que haya sufrido, por más que también sea una víctima, vos estás pagando las consecuencias y nos sos el culpable. Por lo tanto si querés hacer otra historia, como este pibe que enfrentó a la vieja que quiere ser médico (y va a ser médico), tiene que enfrentarse con la mamá y decirle lo que le dijo: “Te quiero, pero sos una hija de puta que me cagaste la vida”. Esto lo va a aliviar al pibe.
-Moffatt: En algún lado tiene que cortarse la cadena.
-Alumno: El tema de los golpes desde chiquitos ¿no les genera patologías mentales?
-Eduardo: Por supuesto. Que te caguen a trompadas tres tipos en la calle, que te afanaron, te la bancás. Pero que los golpes sean sistemáticos por la persona que te parió ya tiene otra implicancia, que la persona que te está metiendo el dedo, que te está manoseando, que te hace ejercer sexo oral con él o te está penetrando sea de tu propia sangre, tiene una importancia muy fuerte y deriva en que estos pibes van a estar toda su vida en tratamiento.
La calle (como ámbito de pertenencia) contiene ciertas patologías de orden psiquiátrico, cuando el pibe puede hacer ese corrimiento de calle a estar en un lugar con un encuadre, aflora: psicosis, esquizofrenia, paranoia, etc.
El tema de sentarse y pensar, es un ejercicio que intentamos imponer todos los días. No piensan, el tema de la palabra no tiene valor, es el hecho, la acción, hacerlo.
-Moffatt: Es que vos pensás desde tu historia, si no tienen historia ¿desde dónde van a pensar? Ellos no tienen historia, la historicidad es una secuencia, los fragmentos mnémicamente pegados, así nomás que no construye una historia, no es historia, son un montón de imágenes pesadillezcas que recuerdan, pero no encuentran el sentido que les permita continuar. No hay psicopatía, lo interesante es que cuando no puede actuar todo ese material puede transformarse en material psicótico, no hay un yo desde el cual organizar ese material, por eso hace el brote. Es duro. Está dentro del modelo económico hijo de mil putas que tenemos, antes no había pibes de la calle.
-Eduardo: Había otro tipo de situación de calle que eran los canillitas, por ejemplo, pero tenía que ver con toda una cultura del trabajo. Esta cultura del trabajo desapareció con el porcentaje de desocupación y por cómo está la economía.
Inculcar la cultura del trabajo a esta población es muy importante. Esto empieza dentro de una estructura como la del hogar que contiene y encuadra ciertas situaciones, le decís: “Te pagamos cinco pesos por semana, estás encargado de la limpieza de los dos patios”. En vez de que tenga que limpiar los dos patios todos los días porque hay que mantener limpia la casa y es su obligación, le decís: “Ganate el mango, ¿querés comprarte cigarrillos, querés invitar a tu chica a tomar una Coca? Ganate el peso, laburá y nosotros te vamos a pagar”.
“No al trabajo infantil”: Estamos en la Argentina, 2001, hay trabajo infantil, yo mismo empecé a trabajar a los trece años, es más, cuando tenía cinco años acompañaba a mi vieja a limpiar casas, me daba una monedita (10 ó 20 centavos) para que le repasara los muebles con un trapito, y no me hizo mal el trabajo. Y a los trece años tuve mi primer sueldo y de ahí nunca paré.
-Moffatt: Los pibes que afanan lo consideran un laburo. Me acuerdo de “Chapita”, en el hospicio, cuando empezaba a anochecer decía: “Me tengo que ir a laburar” y empezaba a juntar de esas piedras redonditas, porque lo que hacía era romper el vidrio de los autos de lejos y, si no pasaba nada, les afanaba el pasacasetes.
-Eduardo: Es el laburo, y además se la juegan…
-Moffatt: En la casa de Teresa armaron un vivero y los pibes se entusiasman, tienen mucha capacidad de laburo y ganan un montón de guita, y apareció una Trafic.
-Eduardo: Un pibe de dieciséis años, ésto es del Consejo no del hogar, los tres tíos son de la barra brava de Racing, venden merca y afanan groso, el padre chorro, estuvo en Devoto, Caseros, etc. El pibe estuvo internado en un hogar y yo fui su operador, hice un trabajo durante siete meses, el pibe egresa del hogar con la condición de que trabaje, porque no quería estudiar. Empieza a trabajar en una pizzería con una bicicleta, a la semana se aburre de la bici y dice: “Yo quiero laburar, pero me tengo que conseguir una moto”. Fue y la afanó y labura con la moto afanada, esa es su herramienta.
Desde algún lugar ya está legalizado el robo, pero ésta es la ley del gallinero, cae el más débil, entonces al pibe que afanó una moneda de un peso le dieron dos años de cárcel.
¿Cuál es el parámetro? Menem tiene cuatro mil millones de dólares ¿dónde los hizo?, ¿Vendiendo vino?
-Alumno: El querer volver a su casa, a lo mejor, es porque lo sienten como su origen.
-Eduardo: Es tan fuerte esa sensación… Vuelvo al tema del rancho, se criaron y vivieron en rancho, piso de tierra, cagando en un pozo, se llenó, lo tapó, armó otro pozo.
La casa la convirtieron en un rancho por un error metodológico nuestro, entonces hoy los pibes están cómodos porque tienen un rancho que es el hogar, estamos tratando de revertirlo.
-Moffatt: Ellos mismos, que vayan haciendo algo de a poco.
-Eduardo: Pero destruyen, está todo tirado, todo sucio, comida tirada en el suelo, es lo que ellos conocen y es sobre lo que se sienten seguros.
Soy operador porque soy el Tano, no hay una escuela de operadores, opero desde el Tano, con mi perfil, con mi carácter, con mis ideales, con mis emociones.
-Moffatt: Aprendió lo del estilo personal, mirá vos.
-Eduardo: ¿Me vas a dar el título, Alfredo?
-Moffatt: Estoy muy contento porque veo que alguien me captó.

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